martes, febrero 21, 2006

Hablando de salud.

Rojo como un tomate... Que enfermera cariñosa... Hospital El Pilar, Guatemala.

Los momentos fuertes, que uno pasa, obligan a reflexionar temas fundamentales, tal vez no muy alegres, pero iluminadores para seguir con más y mejores motivaciones. Mi tratamiento de cáncer, linfoma, tan caro, me pone el reto de aceptar y asumir que soy un privilegiado: va la tercera vez, ojalá que la vencida, de pasar la prueba. Me siento mal de ocasionar gastos a otros. Lo justifico, a mis propios ojos, con el argumento de función de servicio para la comunidad. Queda darme cuenta que muchos son los NO privilegiados frente a enfermedades serias y de alto costo. Me gustó, mientras recibía mi primer tratamiento, que nació, en la parroquia, un comité "pro-cáncer" para apoyo espiritual y económico de nuestros enfermos en fase terminal. Luego, "mi gente" se solidarizó no solamente conmigo pero con todos. Lástima que los promotores, desanimados por la falta de apoyo, percibida por ellos tal vez de modo muy subjetivo, de parte de nuestros grupos y Consejo parroquiales, tiraron la toalla. Típicamente chapín, ¿no? Hubiera sido el momento de analizar los porqués de la deficiente respuesta y ajustarse a las circunstancias. Un grupo de apoyo de éste género es precioso y cargado de mensaje cristiano y humanista.
La etapa de formación e información se impone. No encontramos el relevo. Siento mucho la reacción de zafada de algunos. La comprendo y entiendo también que tales respuestas dañan la mentalidad de solidaridad que nos hace más "gente". Seré necio en seguir buscando el relevo y haciendo conciencia.
La organización de servicios médicos en Europa muestra que es posible hacer algo en el mismo sentido en América Latina; sin ser ingenuos, por supuesto.
La corrupción y la violencia callejera llegan a un alto indicio y el mundo de la droga penetra los niveles gubernamentales. Son serias limitaciones.
Podríamos analizar en el mundo cooperativista los logros y desafíos de sus servicios médicos. Aunque el cooperativismo americano es más un negocio que una real solidaridad. Soy miembro y directivo de un seguro social médico para sacerdotes en Guatemala. A pesar de los pesares, funciona bien pero sin una cobertura total. Se repite ésta situación de seguros sacerdotales en varios otros países latinoamericanos.
Sigamos la lucha de recuperación personal porque hay muchas cosas por hacer.
Sigamos la lucha de favorecer la solidaridad porque la ley del amor es la única que da sentido pleno a nuestro mundo de hoy, para las comunidades y para cada quién.

Georges

sábado, febrero 04, 2006

De mis lecturas...



Hola, amigos, me encontré con una de tantas páginas interesantes y católicas: Fluvium. Un tema sobre la mentalidad actual bastante bien analizado. Porque no echa Usted un vistazo?
Cordial saludo.