viernes, octubre 14, 2005

Perdonar a Dios

A veces nosotros acusamos a Dios, haciéndolo responsable por permitir que suframos sin aparente razón o justificación alguna. Nos rebelamos y protestamos: ¿Cómo puede permitir esto un Dios misericordioso? Rehusamos aceptar nuestra suerte y, amargados, le damos la espalda.

Perdonar cuando no hay Reconciliación

Negarse a perdonar puede ser infinitamente peor que cometer un crimen, porque éste último podría ser un acto impulsivo en un momento de acaloramiento, mientras que lo primero es una decisión fría y calculada del corazón.

El perdón a través de la Confesión...

En la confesion de pecados concretos, el viejo hombre muere una dolorosa y humillante muerte ante los ojos del hermano. Porque esta humillación es tan dura, tratamos continuamente de esquivarla.

jueves, octubre 13, 2005

El Dios en quien no creo....

El Dios en quien no creo......
Yo nunca creeré en:El Dios que “sorprenda” al hombre en un pecado de debilidad.
El Dios que condene la materia...
El Dios que ame el dolor...
El Dios que ponga luz roja a las alegrías humanas......
El Dios mago y hechicero...
El Dios que se hace temer o no se deja tutear....
El Dios que se haga monopolio de una iglesia, de una raza, de una cultura o de una casta...
El Dios que juega a condenar........
El Dios que “manda” al infierno.....
El Dios incapaz de perdonar lo que muchos hombres condenan....
El Dios incapaz de comprender que los niños deben mancharse y son olvidadizos......
El Dios que exija al hombre, para creer, renunciar a ser hombre.....
El Dios a quien no temen los ricos a cuya puerta yace el hambre y la miseria.....
El Dios al que adoran los que van a Misa y siguen robando y calumniando......
El Dios que no supiese descubrir algo de su bondad, de su esencia, allí donde vibre un amor por equivocado que sea.......
El Dios que condene la sexualidad.....
El Dios para quien fuese el mismo pecado complacerse con la vista de unas piernas bonitas que calumniar y robar al prójimo o abusar del poder para medrar o vengarse.....
El Dios morfina para la reforma de la tierra y sólo esperanza para la vida futura..........
El Dios de los que creen que aman a Dios porque no aman a nadie......
El Dios que dé por buena la guerra........
El Dios que pretenden que el cura rocíe con agua bendita los sepulcros blanqueados de sus juegos sucios..........
El Dios que negase al hombre la libertad de pecar...........
El Dios a quien le falte perdón para algún pecado..........
El Dios que aceptase y diese por bueno todo lo que los curas decimos de El................
El Dios que ponga la ley por encima de la conciencia.......
El Dios que prefiera la pureza al amor.......
El Dios que no pueda descubrirse en los ojos de un niño o de una mujer bonita o de una madre que llora................
El Dios que se case con la política...............
El Dios que aniquilara para siempre nuestra carne en lugar de resucitarla..............
El Dios que aceptara por amigo a quien pasa por la tierra sin hacer feliz a nadie..
El Dios que al abrazar al hombre aquí en la tierra no supiera comunicarle el gusto y la felicidad de todos los amores humanos juntos..........
El Dios que no se hubiera hecho verdadero hombre con todas sus consecuencias.........
El Dios en el que yo no pueda esperar contra toda esperanza........


Sí, mi Dios es el otro Dios.
J. Arias

miércoles, octubre 05, 2005

Dios y el mal....

Dios y el mal.Creo en el sol cuando no brilla.Creo en el amor aun cuando no lo sienta.Creo en Dios aun cuando está en silencio.Estas trágicas palabras fueron grabadas anónimamente sobre las paredes de un sótano de Colonia, Alemania, donde varios judíos estaban escondiéndose de los nazis. De una forma muy profunda, plantean el tema eterno de la fe en un Dios amoroso, tanto durante como después del Holocausto. De hecho, ha surgido una pregunta más acuciante, a saber, si Dios existe siquiera; y, si existe, el Holocausto cuestiona si su bondad o su poder para refrenar el mal deben ser disminuidos de alguna forma . El holocausto reveló las profundidades en las que se ha hundido el hombre, y el grado en una perspectiva teológica, involucran la existencia de Dios y la naturaleza del mal. De la aún incipiente e incierta conversación sobre el Holocausto, han surgido varias respuestas generales, con sus diversas combinaciones iguraciones. Pueden enumerarse de la siguiente forma:-El Holocausto es como todas las demás tragedias, y simplemente vuelve a plantear la cuestión de la teodicea y "el problema del mal", pero no altera significativamente el problema ni contribuye nada nuevo a él.-La clásica doctrina teológica judía de Mi-penei hata'einu ("por nuestros pecados fuimos castigados"), que evolucionó ante calamidades nacionales anteriores, también puede aplicarse al Holocausto. Según esta explicación, Israel era pecador y Auschwitz, su justa retribución.-El Holocausto es la expiación vicaria final. Israel es el "siervo sufriente" de Isaías (capítulo 53 en adelante), y sufre los pecados de otros y los expía. Algunos mueren para que otros puedan ser purificados y vivir.-El Holocausto es un moderno Akedah (el sacrificio de Isaac, una prueba de nuestra fe).-El Holocausto es un ejemplo del "eclipse de Dios" temporal: hay momentos en que Dios está ausente inexplicablemente de la historia, o incomprensiblemente escoge dar vuelta su rostro.-El Holocausto es una prueba de que "Dios está muerto". Si existiera Dios, seguramente hubiera impedido Auschwitz; si no lo hizo, entonces no existe.-El Holocausto es la maximización del mal humano, el precio que debe pagar la humanidad por la libertad humana. Los nazis eran hombres, no dioses. Auschwitz es un reflejo ignominioso del hombre; no afecta la existencia o la perfección de Dios.-El Holocausto es un misterio inescrutable. Como todos los caminos de Dios, trasciende el razonamiento humano y exige fe y silencio"Las posiciones radicales se centran en aceptar "la impotencia de la omnipotencia de Dios":"De hecho, no hay ninguna necesidad de que Dios sea absoluto en poder para que sea Dios. Dios es comprendido mejor como algo que está siendo, como ocurre con el universo y el hombre. Dios lucha contra el mal y aprende a vencerlo. El hombre puede ayudar a Dios, y Dios puede ayudar al hombre. Son colegas en la construcción del reino. El hombre necesita a Dios, y Dios necesita al hombre. La tradición ciertamente sugiere algunas limitaciones en el poder de Dios. 'Todo está en el poder del cielo', decían los rabinos, 'excepto el temor del cielo'"Una pregunta candente que asedia a los que quieren encontrar un significado para el Holocausto tiene que ver con la cuestión fundamental de la existencia de Dios y su corolario, el origen y la naturaleza del mal. Muy relacionada con estas dos cuestiones está la de la significación humana y las vastamente diferentes conclusiones a las que se han llegado a través del ateísmo naturalista y el teísmo judeo-cristiano. .. Él (un sobreviviente) es un testigo como el mundo no ha conocido". Se habla de ambos tipos de experiencia religiosa:"La pérdida de fe para algunos equivalió al descubrimiento de Dios para otros. Ambos respondieron a la misma necesidad de tomar una posición, el mismo impulso de rebelarse. En ambos casos, fue una acusación. Tal vez algún día alguien explique cómo, en el nivel del hombre, Auschwitz fue posible; pero, en el nivel de Dios, permanecerá por siempre como el más perturbador de los misterios".Para algunos, el Holocausto fue una experiencia religiosamente demoledora; para otros, una experiencia de desarrollo religioso. . Parafraseando lo que La Rochefoucauld señaló alguna vez con relación al amor, uno podría decir que, así como el fuego pequeño es extinguido por la tormenta mientras que un fuego grande es aumentado por ella, de igual forma un fe débil es debilitada por los predicamentos y las catástrofes, en tanto que una fe fuerte es fortalecida por ellos".Muchos de los que persistieron en la fe a través de una tormenta similar probablemente lo hicieron en un nivel intensamente personal, más que un nivel altamente filosófico, lleno de argumentos muy agudos acerca de la naturaleza del mal o una teodicea aceptable. Y, sin embargo, las preguntas básicas fueron planteadas, como lo ilustra Wiesel en Night, cuando los sobrevivientes son testigos del ahorcamiento de dos adultos y un niño:"¿Dónde está Dios? ¿Dónde está Él?".Los que abandonan el teísmo encontraron que las implicaciones de la posición eran emocionalmente e intelectualmente inaceptables ante la realidad y enormidad desnudas de los horrores sufridos. Pero los teístas encuentran que las alternativas a la fe son igualmente insatisfactorias. Algunas de estas objeciones tienen que ver con la naturaleza del mal y algunas con la naturaleza de Dios. Hay cinco que vale la pena señalar. La primera es el ilusionismo, una posición que niega la existencia del mal mismo como una realidad verdadera. Filosóficamente, este punto de vista es menos que satisfactorio. Si el mal es una ilusión, entonces ¿dónde se originó esta ilusión?Además, si el mal es meramente una ilusión, entonces ¿por qué parece tan real? Y, finalmente, ¿qué diferencia práctica tiene si uno considera que el mal es una ilusión o es realidad, especialmente si el mal del Holocausto lo ha devorado a Él?Una segunda posición filosófica inaceptable tiene que ver también con la naturaleza del mal, y puede llamarse dualismo. Aquí, el mal no se niega como una ilusión, sino más bien se dice que ha coexistido eternamente con el bien. Tanto el bien como el mal existen independientemente como entidades eternas. La teología del proceso, con su Dios bipolar que abarca todas las cosas en un proceso de crecimiento en desarrollo, es una expresión moderna de esta posición.Pero si estas dos entidades son iguales y eternas, no parece haber ninguna posibilidad de lograr ningún tipo de victoria moral en el mundo, sin hablar de la falta de motivación para que uno se vuelva a un Dios tan impotente y contradictorio, en tiempos de sufrimiento o en adoración amorosa.La tercera posición filosófica inaceptable tiene que ver con la naturaleza de Dios mismo, y puede llamarse finitismo. En esta posición, el mal es considerado como real, pero la visión tradicional de Dios como omnipotente es rechazada. Dios es todoamoroso, pero no todopoderoso y, por lo tanto, es incapaz de destruir el mal. Pero, ¿por qué habría de crear Dios un mundo si Él no podía controlar el mal o alguna vez triunfar sobre él? Y si todo ser finito es creado, entonces ¿quién o qué creó a este Dios finito?Un cuarto punto de vista tiene que ver con la naturaleza de Dios, y puede llamarse sadismo. Una vez más, la realidad del mal se afirma mientras que la naturaleza de Dios es cuestionada radicalmente. En contraste con el finitismo, que ve a Dios como impotente, el sadismo mantiene su omnipotencia, pero niega su naturaleza todoamorosa. Por lo tanto, o no le preocupa el mal o en realidad llega a deleitarse en él. Simon Friedman, tratando este concepto desde dentro del judaísmo reformado, y él mismo un sobreviviente del Holocausto, ha dicho:"No puedo concebir un Dios que es capaz de realizar milagros y abstenerse de hacerlo. No podría adorar a un Dios capaz de impedir los horrores de los campos de concentración nazi y que no hubiera actuado".Además, si Dios está limitado en su amor, entonces debe estar limitado también en su naturaleza moral (que significa que no hay ninguna norma moral última con la cual medirlo). Esto no solo sería incompatible con su naturaleza, sino que cuestiona también la fundamentación lógica de que Él destruiría lo que creó.Una quinta y última posición no busca modificar la naturaleza de Dios para hacer lugar a la realidad del mal y el sufrimiento, sino más bien cuestiona su existencia misma. En vez de hacer del mal una ilusión, el ateísmo dice que Dios es una ilusión. Es decir que la presencia y realidad mismas del mal demuestran que Dios no existe para nada. El mal irrestricto del nazismo ha llevado a algunos eruditos y sobrevivientes judíos a adoptar esta posición.Pero, ¿cómo puede uno negar que Dios existe sin llegar a sugerir simultáneamente que Él sí existe? En otras palabras, ¿acaso la negación de la existencia de Dios no requiere un postulado anterior igual a Dios? Al sostener que la existencia misma del mal prueba que Dios existe, ¿no está al ateo ignorando el elemento del tiempo involucrado en la eliminación del mal? ¿Cómo puede la existencia presente del mal demostrar que Dios no existe, cuando el futuro podría traer con él la derrota divina de dicho mal?Dos posiciones relacionadas con Dios y el mal que han encontrado aceptación entre los teístas, tanto judíos como cristianos, están íntimamente relacionados. La primera trata con la posibilidad de un Creador divino, cierta clase de Creador divino, uno que es a la vez infinito y personal. Esta es la esencia del teísmo. La segunda trata con la posibilidad de una creación divina, cierta clase de creación divina, una que es moral y caída.Con relación al teísmo mismo, hay dos posiciones básicas que han encontrado adherentes. La primera es el concepto de "el mundo mayor", propiciado tanto por Agustín (354-430) como Leibniz (1646-1716). Sostiene que, de todos los mundos que Dios pudo haber creado, este es el mejor de todos. El presente mal en el mundo es absolutamente necesario a fin de resaltar al bien en el mundo. Si Dios es el mejor de todos los seres, entonces el mundo que Él crea debe ser, también, el mejor de todos los mundos, como reflejo de su carácter.Este punto de vista tal vez no sea la explicación más preferida, porque tiende a considerar que el mal es bueno, o al menos distorsiona el concepto del mal. También tiende a justificar el mal en vista de algún supuesto bien general que se supone que retrata.Tomás de Aquino (1225-1274) y otros han ofrecido una alternativa, que podría llamarse la teodicea de "el camino mejor". Este punto de vista no sostiene que este mundo sea el mejor de todos los mundos posibles. Al contrario, insiste en que este mundo está completamente arrasado por el mal y el sufrimiento. Pero, si Dios es el Autor de todo, Él debe necesariamente ser el Autor del mal también.Una solución a este problema es establecido por Agustín en su idea de "privación". El mal no es una cosa o una sustancia, sino más bien una privación o falta de algo que debería estar allí por derecho. Él dice que Dios es completamente bueno y, por lo tanto, todas las cosas creadas son buenas también. Fueron creadas como buenas, pero luego se volvieron malas por privación o corrupción. A diferencia del ilusionismo, el mal existe aquí, pero no por sí mismo; solo existe en otro como una corrupción de él, un parásito ontológico. Y Agustín continúa, dejando en claro que la privación no es lo mismo que ausencia o negación. La falta de vista en una roca es meramente una ausencia, pero en un ciego es una verdadera privación.Pero surge naturalmente la pregunta obvia: ¿Cuál es la fuente de dicha privación? Agustín afirmó que Dios es supremo e incorruptiblemente bueno y, por lo tanto, su actos creativos eran buenos, de hecho, "buenos en gran manera" (Génesis 1:31). Dios, en su perfección, no puede ser destruido, pero su creación sí. Si algo es creado o compuesto, entonces puede, por su misma naturaleza, ser destruido o descompuesto. La corrupción y la privación son, por lo tanto, pasos subsiguientes que se han mostrado a través de las elecciones de seres humanos a lo largo de la historia. Prager y Telushkin afirman el mismo concepto y lo colocan dentro del contexto del Holocausto:"Dios no construyó Auschwitz y sus crematorios. El hombre lo hizo. El hombre, y no Dios, es responsable del Holocausto. El judaísmo plantea que las personas tienen libertad de elección. Tal vez preferiríamos que las personas hubieran sido creadas como robots que solo pudieran hacer el bien, en vez de seres humanos que también pueden escoger el mal. Pero esto es imposible; solo donde existe la posibilidad del mal existe la posibilidad del bien. El texto evoca el clamor humano universal de una jerarquía de postulados morales, sin los cuales toda elección pierde su significado.Por lo tanto, la libre elección, que surge del egoísmo y la agresión humanos, es la primera causa del mal. No hay ninguna otra causa, y debe concluirse que la solución última al problema metafísico del mal es moral.Pero entonces debe hacerse la pregunta: ¿Por qué un Dios absoluto y bueno creó criaturas con elección moral libre cuando sabía que incluirían elecciones de mal? Obviamente, si sus criaturas poseen libre elección, huelga decir que un Dios soberano tiene la misma prerrogativa.Geisler sugiere que solo aparecen cuatro opciones posibles al considerar los diversos mundos que Dios pudo haber hecho en el ejercicio de su libre y soberana elección.La primera opción fue no crear nada, directamente. Pero no hay nada en común entre la nada y algo; un "no mundo" no tendría ninguna condición moral o física, directamente. Este mundo presente sería mejor que ningún mundo, especialmente si es el camino hacia el mejor de los mundos.Una segunda opción hubiera sido un mundo amoral, donde los seres humanos funcionaran como animales o robots, libres de toda decisión moral. Aquí, nuevamente, no hay ninguna comparación adecuada que pueda hacerse entre un mundo moral y un mundo amoral. En este punto, la brecha entre el hombre y el animal está en su máximo punto. Dado que los humanos son finitos y corruptibles, siempre tendrán que tomar decisiones morales. Los robots y los animales, no. La distinción es cualitativa, no cuantitativa.Una tercera opción consiste en un mundo moralmente inocente, donde las criaturas fueran libres, pero donde nunca escogerían el mal. Si bien esto podría haber sido posible, es difícil imaginar cómo producir un mundo así sin afectar la libertad humana. Y un mundo donde el mal nunca ocurriera podría ser considerado moralmente inferior, porque nunca podría convocar al hombre a causas y logros más elevados y nobles. Las virtudes más elevadas de la vida en este mundo presente exigen lo mejor que tienen los seres humanos.Una cuarta posibilidad era que Dios creara un mundo donde los hombres y mujeres fueran libres, pero también fueran capaces del mal. Parece que este es el mundo que Él creó. No es el mejor de todos los mundos, pero es el camino hacia el mejor de todos los mundos. En este marco, es difícil aceptar la enormidad del Holocausto como algo que Dios pudiera permitir en nuestro camino hacia un futuro más brillante. Pero el dolor y el sufrimiento, en mayor o menor medida, han tocado cada alma humana. En esto tenemos una comunión universal. Si los seres humanos tienen valor, la pérdida de una sola vida inocente, o seis, es tan inaceptable moralmente como la pérdida de seis millones.En los niveles de la comprensión humana, este cuarto punto de vista tal vez no supla todas las demandas emocionales e intelectuales para ser consideradas como aceptables por todos. Pero, aún con sus falencias, es preferible, a juicio mío, a aquellos puntos de vista que dejan a la gente en desesperanza y desesperación. Este tipo de conclusiones nihilistas de la vida no son la sustancia sobre la cual el futuro pueda ser construido de forma segura o positiva. Si queremos levantar a otros, debemos estar sobre un terreno más elevado. Negar a Dios y el mal no logra esto, sino más bien lo contrario: la brecha se vuelva más ancha y más profunda.Y lo que el Holocausto ha hecho con severidad implacable es recordar a los habitantes de este planeta cuán grande es nuestra necesidad de descartar la idea romántica de que somos básicamente buenos, en el fondo, y que siempre tenemos buenas intenciones. El Holocausto nos sugiere que, a pesar de todo el progreso y avance tecnológico, los seres humanos seguimos siendo sumamente capaces de los crímenes más horrendos y que, dadas las condiciones adecuadas, pueden ser inducidos fácilmente a ser partícipes en colaboraciones exquisitas con el mal. El problema es básicamente teológico, e involucra el recrudecimiento y mejora espiritual del carácter humano, que se sincronizará con nuestros inigualables avances en la ciencia, el arte, la literatura y todos los desarrollos culturales y materiales de los últimos 2000 años. Debe ser del espíritu si hemos de salvar la carne.Este es un tiempo en que necesitamos más teología, no menos. Pero debe ser una teología de compasión y respeto. Cristo enseñó al hombre la razón de sus necesidades, y lo que es importante en la vida. Cuidaba de otros con su propio ejemplo y se entregó libremente , les dio la libertad de darse la media vuelta, y no pidió nada a cambio. Si hubiera vivido veinte siglos después, no tengo ninguna duda de que hubiera estado en medio de su pueblo . . . haciendo ahora exactamente lo que hizo entonces.

martes, octubre 04, 2005

Vida de Santos: Ante la Caida; Siempre Levantarse....!!!


Para caer había
muchos amigos que
me ayudasen, para
levantarme hallábame
tan sola que ahora me
espanto cómo no me
estaba siempre caída,
y alabo la misericordia
de Dios que era sólo El
que me daba la mano. (Santa Teresa de Jesús)