lunes, septiembre 18, 2006

Encuentro...



Dos meses de vacaciones permiten meditar un poco sobre algunas realidades vividas en lo cotidiano. La rutina sin inspiración deja pasar muchas cosas desapercibidas o luego olvidadas. Aunque merezcan toda la atención de uno.



Un punto que hemos meditado con toda la comunidad, el domingo pasado, (24o. ordinario en el año), es la respuesta a una pregunta esencial de Cristo a sus apóstoles y a todos nosotros: "para ti, quién soy yo".



Los judíos de su época contestaron rápidamente que un embustero.



Algunos contemporáneos nuestros que muy enojado o muy alcahuete o muy lejano o una fábula inútil.



Para contestar a una pregunta tan fundamental, creo necesitar unos pasos anteriores imprescindibles: para decir quién eres tú, tengo que tratar contigo a menudo; vale para Cristo, vale para toda persona. Tengo que meterme en el "pellejo" tuyo, penetrar tu personalidad de modo constructivo sin prejuicios y rechazos anticipados. Tengo que estudiar atentamente el mensaje que aportas y comprender la mecánica de tu mentalidad, de tu visión de la vida, de la intensidad de tu amor, de tus limitaciones y riquezas interiores, de los valores que vives e invitas a vivir. Ese proceso exige toda una vida y va progresivamente con sus descubrimientos y sus errores de percepción, sus pasos por delante y sus pasos por detrás.



Otro momento, será comprender que el encuentro contigo me va a exigir una renuncia a cosas personales mías para poder convivir ambos o todavía rechazos de otros que nos rodean. Hasta tendré tal vez que vivir violencias.



El encuentro de altura contigo cambiará sin duda mi propia vida, mi propia mentalidad, y mis acciones concretas que espero consecuentes con lo que vivimos.



Entiendo que los peligrosos de arruinar nuestra amistad es de hacer de ti un "juguete", de utilizarte para mis propios fines egoístas. Una amistad duradera exige un espíritu de don de sí continuo.



Me propongo hacer unos pasos concretos para avivar éste encuentro contigo:



Primero, apartaré tiempo para encontrarte. Me dedicaré a conocer mejor tus aportes. Tu mensaje, si es el caso.



Veré que nuestro encuentro no sea una relación encerrada sobre si misma. Al contrario, las experiencias bellas tienen que ser compartidas con muchos porque una felicidad que se monopoliza se arruina.





Two months of vacations allow to meditate a little on some realities lived in the daily things. The routine without inspiration lets pass many unnoticed things or soon forgotten. Although they deserve all the attention of one.



A point which we have meditated with all the community, last Sunday, (24. ordinary in the year), is the answer to an essential question of Christ to its apostles and all we: "for you, who I am". The Jews of their time answered quickly that a embustero.



Some contemporaries answer he is very angered or very procurer or very distant or a useless fable. In order to answer a so fundamental question, I need essential previous steps: in order to say who you are, I must often deal with you; it is worth for Christ, is worth for each person. I must penetrate your personality on a constructive way without prejudices and rejections. I must study kindly the message that you contribute and understand the mechanics of your mentality, of your vision of life, the intensity of your love, your inner limitations and good things, the values that you live and you invite to live. That process demands all a life and progressively goes with its discoveries and their errors of perception, their steps ahead and their steps behind.



Another moment, will be to understand that the encounter with you ask me a resignation to personal things to be able to still coexist with you. Maybe I meet rejections by which surround us. Perhaps trough that encounter, I will have to live violences. The encounter with you will change without a doubt my own life, my own mentality, and my concrete actions that I hope consequent with which we lived. I understand there is a danger to ruin our friendship is to make you a "toy", using you for my own egoistic aims. A lasting friendship demands a spirit of continuous gift of myself.



I set out to make steps concrete to intensify this encounter with you: First, I will separate time for you. I will dedicate myself to know your contributions better. Your message, if it is the case. I will see that our encounter is not a relation locked up on its own. On the contrary, the beautiful experiences must be shared with many because a happiness that monopolizes, destroys.