jueves, marzo 02, 2006

Cuaresma.

El tiempo cuaresmal es hermoso. Lo compararía a un salón de belleza: dónde se hacen los arreglos al ver los desperfectos; para favorecer un encuentro amoroso en profundo. Al final, una fiesta que no hay que perder.
¿Te has dado cuenta que aquellos seres inmaduros, egoístas, no sólo son infelices, pero hacen infelices a todos los que los rodean? ¿Ese hombre, por ejemplo, que me confiaba tener diez "queridas" y sentirse tan sólo? ¿No es hora que vaya al "salón de belleza" para afinar su capacidad de amar (si es posible todavía)?

Tenemos tanto que mejorar para ser más "gente". Tenemos tantos cosas bellas por hacer. ¿Que sirve al hombre ganar el mundo si pierde el sentido de su propia vida?

Tenemos una oportunidad y un tiempo de gracia para prepararnos una eternidad de intensidad mayor. No hay que perderla.