sábado, diciembre 24, 2005

Me dejé decir...


Me dejé decir...


Que los pueblos del Norte, antes de Jesús, veían en el pino un símbolo de vida eterna y lo adornaban en el solsticio de invierno.


Me dejé decir...


Que los cristianos, a pesar de algunas reticiencias, recuperaron ésta simbólica, aplicándola a Jesús, el verdadero árbol de la vida.


Me dejé decir...


Que Alberto, esposo de Victoria de Inglaterra, lo puso de adorno en el castillo, para Navidad.


Me dejé decir...


Que las bolas de adorno son los frutos del árbol de la vida.


Me dejé decir...


Que su Navidad ya no será una Navidad comercial pero una Navidad de Dios.



Padre Jorge Toussaint